La corrupción política, económica e institucional es el cáncer de nuestra democracia. Lo atestiguan las encuestas de opinión y lo demuestra la realidad. Desde el año 2000, y en la quincena de casos más llamativos y que más han golpeado a nuestras instituciones, la corrupción se ha cobrado 6.839 millones de euros, el equivalente por ejemplo al valor de Twitter (6.700 millones de euros, según «The Financial Times») o mil millones más que el presupuesto del Ministerio de Defensa para 2013 (5.900 millones de euros).
Se trata además de un cálculo muy conservador, pues a lo largo de todos estos años desde 2000 se han producido muchos más episodios de corrupción -de alcance económico menor, es cierto- que no están incluidos en este informe de ABC. También, en algunos de los casos recogidos en estas páginas, las investigaciones judiciales aún están en marcha, por lo que la cifra defraudada podría incluso aumentar. Además, no se reflejan otro tipo de tramas delictivas en las que están implicados políticos supuestamente corruptos. La operación contra la mafia rusa del pasado viernes, con la implicación política de al menos un diputado de CiU, es el último ejemplo, e indudablemente la triste «factura de la corrupción» en España crecerá.
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